El ‘trinconsenso’

Antes de que el resto de partidos parlamentarios rechazaran sumarse al pacto PP-PSOE, ya había fracasado la «ofensiva europea», como la han bautizado pomposamente la Brigada del Aplauso y el Comando Rubalcaba. Como si España, que tiene su sistema financiero con respiración asistida, que recibirá otra morterada de millones de euros a la vuelta del verano para conjurar el fantasma del «corralito», cuyo PIB va a seguir descendiendo, según las propias cifras del Gobierno, este año y el que viene, esta España incapaz de cumplir los objetivos de déficit que ella misma se marca, esta desnortada y desgobernada nación con el cadáver de su Estado a cuestas estuviera para «ofensivas europeas». Qué memez.

Entiendo que, como los matadores malos, Rajoy a la hora de la verdad se vaya a los blandos y mate aliviándose, con un bajonazo más o menos disimulado, pero, Carmen, por favor, no intentéis colarnos el Rincón de Ordóñez como el Rincón de la Victoria. El Gobierno, con toda su mayoría absoluta, es incapaz de establecer una línea clara de política financiera y, por ende, fiscal, sobre la que edificar un consenso económico, siquiera para combatir el paro. No puede con Mas ni Monago, no impone una mínima coherencia en su propio partido porque ni él mismo se aclara con sus bandazos y claudicaciones ante el separatismo catalán. Y como tiene al PP sumido en la esquizofrenia, va y se alía con Rubalcaba, que está peor que él. Dada la corrupción mediática y el absurdo prestigio del consenso, el pacto llegará al Pilar, si llega, pero de ahí no pasará el idilio. Los pactos, como decía ayer EL MUNDO, se hacen con Francia e Italia, no con Rubalcaba. Eso, añadiría yo, es pactar con el Comendador, que en paz descanse; y sin ser Don Juan.

Además, el consenso con Rubalcaba tiene un aspecto peor que esa ridiculez de la «posición común» ante Bruselas, que es el pacto para la corrupción institucionalizada, basado en el reparto de jueces, la inacción fiscal y el silencio parlamentario sobre la financiación ilegal de partidos, fundaciones y tinglados asociados, entre ellos CEOE, UGT y CCOO, que viven trincando como Salomé vivía cantando. Aquí el único consenso real es el trinconsenso, el consenso para trincar. Felipe González dice que en pocos años añoraremos el bipartidismo. Será el bitrinconismo. Y tampoco.

>Vea el videoblog de Carlos Cuesta. Hoy: Menos mal que no había que escuchar a Aznar.